Dietas "milagro" para adelgazar: sin fundamento científico y con riesgos para la salud (II Parte)
Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición
Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición
Introducción
Las dos nuevas dietas sin fundamento científico añadidas a la relación recogida por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, son: el "Test de Alcat", que pretende determinar con análisis de sangre intolerancias o sensibilidades a alimentos determinados y la "Dieta de la luna", según la cual las diferentes fases de la luna afectan al “ritmo corporal interno”.
Test de Alcat
Consiste en la extracción de una muestra de sangre de la persona obesa, a la que se efectúan unos análisis de intolerancia o sensibilidad a un amplio grupo de alimentos. Estos análisis se hacen de forma totalmente privada a un precio que en España oscila en torno a los 600 euros.
Las dos nuevas dietas sin fundamento científico añadidas a la relación recogida por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, son: el "Test de Alcat", que pretende determinar con análisis de sangre intolerancias o sensibilidades a alimentos determinados y la "Dieta de la luna", según la cual las diferentes fases de la luna afectan al “ritmo corporal interno”.
Test de Alcat
Consiste en la extracción de una muestra de sangre de la persona obesa, a la que se efectúan unos análisis de intolerancia o sensibilidad a un amplio grupo de alimentos. Estos análisis se hacen de forma totalmente privada a un precio que en España oscila en torno a los 600 euros.
Según sus defensores, de esta forma se determinan las sustancias que provocan en el organismo una reacción de intolerancia, que definen como una alergia escondida que se manifiesta lentamente, de forma que no se es consciente de ello, y que puede tener consecuencias tales como dolores de cabeza, articulares, congestión nasal, asma, y además de otras afecciones, obesidad provocada por alteraciones del metabolismo. De esta forma, se supone que eliminando de la dieta los alimentos que no son bien tolerados y no se metabolizan correctamente, se podrá elaborar una dieta personalizada que favorezca la pérdida de peso.Algunas de las objeciones que presenta la planificación de una dieta según esta prueba vienen por la ausencia de evidencia científica de la misma, ya que no existen estudios de investigación que demuestren su eficacia. Es decir, no se fundamenta en ningún conocimiento aceptado por la comunidad científica, ya que no existen referencias sobre ella. Otro problema viene dado por la exclusión de alimentos que puede llegar a producirse si se confecciona una dieta basada en el test de Alcat, de forma que pueden generarse desequilibrios en los nutrientes básicos. Además pueden producirse problemas de obsesión sobre determinados grupos de alimentos que se consideren “prohibidos” en algunas personas. Aunque la realización del análisis en sí no tiene por qué suponer ningún riesgo para la salud, este test juega en muchas ocasiones con la necesidad acuciante de adelgazar que tienen muchas personas tras haberlo intentado de otras formas. Si bien el test puede tener cierta utilidad para conocer dichas intolerancias, no se considera en absoluto un método para adelgazar, y no debería utilizarse con ese fin.
La pérdida de peso no depende únicamente de la restricción de alimentos basada en factores concretos, sino que responde a una conducta global determinada por la alimentación, el ejercicio físico y los estilos de vida saludables.
Dieta de la luna
La dieta de la luna se basa en la teoría según la cual las diferentes fases de la luna afectan al “ritmo corporal interno” siguiendo la misma pauta que los mares y los océanos. Según sus defensores, uno de los factores que más influye en la pérdida de peso es la capacidad de nuestro organismo de absorber agua y esto está ligado a la fuerza de atracción que ejerce la luna sobre los líquidos, y en mayor medida cuando la luna cambia de fase. Es decir, que los líquidos del cuerpo tienden a seguir los ritmos de las mareas, y que son provocadas por la influencia de la luna. Además, supuestamente la importancia de esta dieta es que los kilos reducidos no se vuelven a recuperar por la influencia de la fuerza gravitacional que ejerce la luna sobre los líquidos del cuerpo humano.Consiste en la práctica de ayuno total durante uno o tres días completos, en función de la modalidad, pero este ayuno ha de coincidir exactamente con el cambio de fase lunar. Durante ese período no debe ingerirse ningún alimento, a excepción de líquidos sin azúcar. Se supone que tras realizar el ayuno se llega a una pérdida de peso de hasta 3 Kg que luego no se recuperan.Aunque se han propugnado con desigual resultado algunas asociaciones del cambio de fase lunar con diversos cambios fisiológicos, la presunta pérdida de peso corporal según la fase de la luna no responde a ninguna base científica. El ayuno total puede originar una pérdida de peso a corto plazo que no se mantiene si no se toman medidas encaminadas a los estilos de vida saludables. La práctica del ayuno completo, aunque sea durante pocos días, no es un método aceptable para adelgazar, pues puede originar desequilibrios metabólicos que pueden llegar a ser peligrosos, especialmente en personas con alguna enfermedad de base.La pérdida de peso debe abordarse a través de una dieta equilibrada en sus nutrientes y en la distribución de los mismos a lo largo del día, además de la realización de una actividad física regular adaptada a las necesidades de cada persona.
Nota: Información elaborada por un grupo de trabajo del Comité Científico de AESAN integrado por la Organización Médica Colegial (OMC), el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD).
Dieta de la luna
La dieta de la luna se basa en la teoría según la cual las diferentes fases de la luna afectan al “ritmo corporal interno” siguiendo la misma pauta que los mares y los océanos. Según sus defensores, uno de los factores que más influye en la pérdida de peso es la capacidad de nuestro organismo de absorber agua y esto está ligado a la fuerza de atracción que ejerce la luna sobre los líquidos, y en mayor medida cuando la luna cambia de fase. Es decir, que los líquidos del cuerpo tienden a seguir los ritmos de las mareas, y que son provocadas por la influencia de la luna. Además, supuestamente la importancia de esta dieta es que los kilos reducidos no se vuelven a recuperar por la influencia de la fuerza gravitacional que ejerce la luna sobre los líquidos del cuerpo humano.Consiste en la práctica de ayuno total durante uno o tres días completos, en función de la modalidad, pero este ayuno ha de coincidir exactamente con el cambio de fase lunar. Durante ese período no debe ingerirse ningún alimento, a excepción de líquidos sin azúcar. Se supone que tras realizar el ayuno se llega a una pérdida de peso de hasta 3 Kg que luego no se recuperan.Aunque se han propugnado con desigual resultado algunas asociaciones del cambio de fase lunar con diversos cambios fisiológicos, la presunta pérdida de peso corporal según la fase de la luna no responde a ninguna base científica. El ayuno total puede originar una pérdida de peso a corto plazo que no se mantiene si no se toman medidas encaminadas a los estilos de vida saludables. La práctica del ayuno completo, aunque sea durante pocos días, no es un método aceptable para adelgazar, pues puede originar desequilibrios metabólicos que pueden llegar a ser peligrosos, especialmente en personas con alguna enfermedad de base.La pérdida de peso debe abordarse a través de una dieta equilibrada en sus nutrientes y en la distribución de los mismos a lo largo del día, además de la realización de una actividad física regular adaptada a las necesidades de cada persona.
Nota: Información elaborada por un grupo de trabajo del Comité Científico de AESAN integrado por la Organización Médica Colegial (OMC), el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD).