La depresión en el embarazo se prevendría con un aceite presente en algunos pescados
NUEVA YORK, 23 de mayo (HealthScout News).--
El ácido graso esencial Omega-3, un aceite benéfico presente en ciertos tipos de pescado, podría reducir considerablemente el riesgo de depresión en el embarazo, según se desprende de los resultados de reciente investigación médica.
Con todos los mensajes encontrados respecto de la exposición al mercurio por consumir pescado y su impacto sobre el desarrollo cerebral del feto, muchas mujeres embarazadas podrían dudar en llevar una dieta rica en pescado.
Sin embargo, los investigadores de los Institutos Nacionales de Salud y la Universidad de Illinois, en Chicago, descubrieron que mujeres embarazadas que tenían una ingestión deficiente de ácido Omega-3 tenían dos veces más riesgos de depresión que mujeres con una ingestión de normal a alta.
Durante el embarazo, el bebé obtiene ácidos Omega-3 a expensas de la madre -explica el Dr. John Davis, profesor de psiquiatría en la Universidad de Illinois, quien presentó la investigación el 20 de mayo de 2003 en la reunión anual de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos en San Francisco.
Un feto en desarrollo recurre a los depósitos de ácidos grasos de su madre para un óptimo desarrollo neurológico -indica.
La investigación trataba de determinar si las mujeres están en mayor riesgo de depresión en el tercer trimestre, cuando las reservas de ácidos Omega-3 son más bajos.
Con información británica compilada entre 14,541 mujeres que esperaban dar a luz de 1991 a 1992, los investigadores usaron un modelo estadístico para analizar la asociación entre los ácidos grasos Omega-3 y la depresión.
La ingestión de esos ácidos grasos de las mujeres se registró a las 32 semanas de gestación y se comparó con los registrados de pruebas de depresión a las 18 y 32 semanas y una vez más a las ocho y 32 semanas después del parto. Incluso después que los investigadores ajustaron la información sobre factores confusos como edad, historial previo de depresión, nivel educativo y consumo de sustancias, la asociación siguió fuerte.
Los descubrimientos fueron respaldados por un análisis adicional, el cual mostró que en países donde la ingestión de ácidos Omega-3 es más alta la incidencia de depresión parece ser más baja.
Sospechamos que poco ácido Omega-3 en la dieta podría ser un factor de riesgo para la depresión -manifiesta el Dr. Davis.
Sin embargo, se requiere una prueba clínica en la que sujetos con diferentes niveles de ingestión de Omega-3 se asignen a grupos de comparación y sacar conclusiones.
Por su parte, el Dr. Andrew Stoll, profesor asistente de psiquiatría en la Universidad de Harvard, opina que los resultados son consistentes con trabajos epidemiológicos previos y con trabajos clínicos más recientes.
Tomado del: Diario de Yucatán, Tribuna Médica, 24 de Mayo de 2003.
Con todos los mensajes encontrados respecto de la exposición al mercurio por consumir pescado y su impacto sobre el desarrollo cerebral del feto, muchas mujeres embarazadas podrían dudar en llevar una dieta rica en pescado.
Sin embargo, los investigadores de los Institutos Nacionales de Salud y la Universidad de Illinois, en Chicago, descubrieron que mujeres embarazadas que tenían una ingestión deficiente de ácido Omega-3 tenían dos veces más riesgos de depresión que mujeres con una ingestión de normal a alta.
Durante el embarazo, el bebé obtiene ácidos Omega-3 a expensas de la madre -explica el Dr. John Davis, profesor de psiquiatría en la Universidad de Illinois, quien presentó la investigación el 20 de mayo de 2003 en la reunión anual de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos en San Francisco.
Un feto en desarrollo recurre a los depósitos de ácidos grasos de su madre para un óptimo desarrollo neurológico -indica.
La investigación trataba de determinar si las mujeres están en mayor riesgo de depresión en el tercer trimestre, cuando las reservas de ácidos Omega-3 son más bajos.
Con información británica compilada entre 14,541 mujeres que esperaban dar a luz de 1991 a 1992, los investigadores usaron un modelo estadístico para analizar la asociación entre los ácidos grasos Omega-3 y la depresión.
La ingestión de esos ácidos grasos de las mujeres se registró a las 32 semanas de gestación y se comparó con los registrados de pruebas de depresión a las 18 y 32 semanas y una vez más a las ocho y 32 semanas después del parto. Incluso después que los investigadores ajustaron la información sobre factores confusos como edad, historial previo de depresión, nivel educativo y consumo de sustancias, la asociación siguió fuerte.
Los descubrimientos fueron respaldados por un análisis adicional, el cual mostró que en países donde la ingestión de ácidos Omega-3 es más alta la incidencia de depresión parece ser más baja.
Sospechamos que poco ácido Omega-3 en la dieta podría ser un factor de riesgo para la depresión -manifiesta el Dr. Davis.
Sin embargo, se requiere una prueba clínica en la que sujetos con diferentes niveles de ingestión de Omega-3 se asignen a grupos de comparación y sacar conclusiones.
Por su parte, el Dr. Andrew Stoll, profesor asistente de psiquiatría en la Universidad de Harvard, opina que los resultados son consistentes con trabajos epidemiológicos previos y con trabajos clínicos más recientes.
Tomado del: Diario de Yucatán, Tribuna Médica, 24 de Mayo de 2003.
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