29-05-2006

Expertos de más de 20 países Lanzan una guía para parejas con problemas de fertilidad Incluye 7 pasos para intentar bajar la ansiedad e informa sobre los procedimientos a seguir en cada tratamiento. El 80 por ciento de los casos de infertilidad se soluciona con técnicas de baja complejidad. Este articulo se publica en Intramed http://www.intramed.net/actualidad/not_1.asp?idNoticia=40737

Buscábamos el embarazo, pero nos perdimos 5 años por seguir el consejo de un médico que sólo me recetaba una pastillita que ya ni se usaba. No me dieron un buen diagnóstico a tiempo y todo fue un gran desgarro emocional", cuenta Morena, una mujer de 42 años que finalmente consiguió con su esposo lo que buscaba. Hoy tiene una hija de 3 años. Su caso no es inédito: una de cada 6 parejas intentan tener un hijo y enfrentan dificultades. Se sabe que únicamente el 6 por ciento recibe un tratamiento adecuado.

Para aflojar la ansiedad de la búsqueda y para informar bien a las parejas, pacientes y médicos de más de 20 países lanzaron ahora una guía con siete pasos que van desde cómo intentar tener un hijo hasta cuáles son los tratamientos de baja y alta complejidad, como la fecundación in vitro. La guía estuvo a cargo del Grupo de trabajo para la concepción asistida (ACT es la sigla en inglés) y se puede leer en http://www.concepcionasistida.com.ar/. Y fue presentada en la Argentina por la Asociación civil Concebir.

Se estima que hay 90 millones de parejas en el mundo con problemas de fertilidad. El 9% comienza algún tratamiento y lo abandona, y un 85% nunca busca una solución. Y se desaprovechan oportunidades: el 80% de los casos se soluciona con terapias de baja complejidad, como la estimulación hormonal o la inseminación artificial.

"Hay parejas que no se informan o consultan muy tarde", dijo a Clarín, Eduardo Lombardi, presidente de la Sociedad Argentina de Endocrinología Ginecológica y Reproductiva. "Ciertas parejas tienen miedo a los embarazos múltiples tras una fertilización o a la manipulación de embriones", agregó Claudio Chillik, titular de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva.

En contra de las falsas ideas, la nueva guía aporta recomendaciones basadas en la evidencia médica. Aconsejan consultar a un médico si la mujer padece endometriosis, ovario poliquístico, antecedentes de cáncer, entre otras enfermedades, o si el hombre tuvo antecedentes de paperas. Los pasos son:

· Intentarlo. Mantener relaciones sexuales sin protección cada 2 ó 3 días. Hay que relajarse y confiar en que más del 80% de las parejas consiguen el embarazo en los primeros 12 ó 18 meses. Si no se logra, consultar al médico. En casos de mujeres mayores de 35 años, se debe ver al médico después de 6 meses de intentos.

· Consultar al médico. La pareja debe hablar de su deseo de tener un hijo antes, porque el éxito del diagnóstico y del tratamiento implica la participación de ambos.

· Estudios y diagnóstico. Pueden durar entre 1 y 6 meses. Los estudios permiten evaluar si hay un correcto equilibrio hormonal para generar óvulos y espermatozoides, si la cantidad y la calidad del esperma es adecuada o si la ovulación se lleva a cabo.

· Tratamientos. El éxito depende de la edad, de la causa de los problemas y de la habilidad del médico y su equipo. Aconsejan preguntar cuáles son las probabilidades de éxito de cada tratamiento antes de decidir.

· Medicación oral. Si la mujer no está ovulando, se recomiendan fármacos, como el citrato de clomifeno. Esta medicación puede recibirse hasta 8 meses.

· Tratamiento hormonal. Si alguno de los integrantes de la pareja tiene problemas para generar las hormonas que inciden en la producción de esperma y óvulos sanos, se suple su falta con inyecciones. Estos tratamientos duran entre 2 y 6 meses.

· Técnicas de reproducción asistida. Incluyen la inseminación artificial, la fecundación in vitro, la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) y la transferencia de gametas (GIFT). Hay que averiguar sobre los efectos secundarios y los riesgos de embarazo múltiple.

Intuición
Eliana Galarza
egalarza@clarin.com

Vacaciones sin estrés y en un lugar en donde no haya más sobresaltos que un leve cambio en la dirección del viento. O una cabaña perdida en un paisaje sosegado del sur. Aún sin guía alguna, muchas parejas intuyen que la mejor forma de intentar una concepción que no llega es alejarse de todo aquello que provoque tensión. Los consejos que elaboraron pacientes y médicos de más de 20 países para parejas con problemas de esterilidad apuntan a eso. Y si el problema es mayor y requiere tratamientos, el consejo es el mismo: bajar la ansiedad.

11-05-2006


La depresión en el embarazo se prevendría con un aceite presente en algunos pescados

NUEVA YORK, 23 de mayo (HealthScout News).--
El ácido graso esencial Omega-3, un aceite benéfico presente en ciertos tipos de pescado, podría reducir considerablemente el riesgo de depresión en el embarazo, según se desprende de los resultados de reciente investigación médica.
Con todos los mensajes encontrados respecto de la exposición al mercurio por consumir pescado y su impacto sobre el desarrollo cerebral del feto, muchas mujeres embarazadas podrían dudar en llevar una dieta rica en pescado.
Sin embargo, los investigadores de los Institutos Nacionales de Salud y la Universidad de Illinois, en Chicago, descubrieron que mujeres embarazadas que tenían una ingestión deficiente de ácido Omega-3 tenían dos veces más riesgos de depresión que mujeres con una ingestión de normal a alta.
Durante el embarazo, el bebé obtiene ácidos Omega-3 a expensas de la madre -explica el Dr. John Davis, profesor de psiquiatría en la Universidad de Illinois, quien presentó la investigación el 20 de mayo de 2003 en la reunión anual de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos en San Francisco.
Un feto en desarrollo recurre a los depósitos de ácidos grasos de su madre para un óptimo desarrollo neurológico -indica.
La investigación trataba de determinar si las mujeres están en mayor riesgo de depresión en el tercer trimestre, cuando las reservas de ácidos Omega-3 son más bajos.
Con información británica compilada entre 14,541 mujeres que esperaban dar a luz de 1991 a 1992, los investigadores usaron un modelo estadístico para analizar la asociación entre los ácidos grasos Omega-3 y la depresión.
La ingestión de esos ácidos grasos de las mujeres se registró a las 32 semanas de gestación y se comparó con los registrados de pruebas de depresión a las 18 y 32 semanas y una vez más a las ocho y 32 semanas después del parto. Incluso después que los investigadores ajustaron la información sobre factores confusos como edad, historial previo de depresión, nivel educativo y consumo de sustancias, la asociación siguió fuerte.
Los descubrimientos fueron respaldados por un análisis adicional, el cual mostró que en países donde la ingestión de ácidos Omega-3 es más alta la incidencia de depresión parece ser más baja.
Sospechamos que poco ácido Omega-3 en la dieta podría ser un factor de riesgo para la depresión -manifiesta el Dr. Davis.
Sin embargo, se requiere una prueba clínica en la que sujetos con diferentes niveles de ingestión de Omega-3 se asignen a grupos de comparación y sacar conclusiones.
Por su parte, el Dr. Andrew Stoll, profesor asistente de psiquiatría en la Universidad de Harvard, opina que los resultados son consistentes con trabajos epidemiológicos previos y con trabajos clínicos más recientes.
Tomado del: Diario de Yucatán, Tribuna Médica, 24 de Mayo de 2003.